"Oh Dios, tú eres mi Dios; te buscaré con afán. Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, cual tierra seca y árida donde no hay agua"
¿Te has sentido sedienta alguna vez?, muchas veces hemos escuchado o incluso cantado "tengo sed de ti Dios" y por un momento sentimos ese anhelo de ser llenadas, pero puede ocurrir cualquier cosa y hace que ese anhelo se extinga.
Tener sed es desesperante, por mas que quieras distraerte con otra actividad tu cerebro va a fallar, tus movimientos serán mas torpes, te dolerá la cabeza y te deshidratarás. Aún en casa, donde puede haber aire acondicionado, un sillón cómodo no quitará la sed y evitará los síntomas.
Una sed de agua, no jugo, no refresco, agua. Por mas dulce que sepan las otras opciones solo te harán sentir bien por un momento. Ahora, reconocemos nuestra necesidad, solo nos queda ir tras ella.
Es normal que en etapas de tu vida te sientas sedienta de Dios, pero esto es el reflejo de que en un momento dejamos de buscarle, nos alejamos de la fuente de agua viva. Puede parecer insignificante algunos hábitos que llegamos a tener pero debemos examinar si realmente nos acercan a Dios o nos alejan.
Recordemos las palabras de Jesús a la mujer del pozo:
"Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. "(Juan 4:10)
Hay palabras tan asombrosas en estas líneas:
1. si conocieras el don de Dios y
2. quién es el que te dice: Dame de beber
¿Qué le podemos dar a Jesús? solo conociéndolo y amándolo podemos entregarle nuestra vida, conoce su sacrificio y su amor inagotable, el anhela nuestro corazón y a cambio el nos da la vida eterna. Pero cuando dejamos de darle lo que le pertenece tendremos sed.
Adoremos a Dios en espíritu y en verdad, si le haz fallado a Dios reconocerlo, búscalo, dile que lo necesitas. Solo en él tendremos una vida plena, por mas árida o seca sea tu alma no es motivo para no clamarle. Ten ánimo y regresa a la fuente de agua viva.
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