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¡Qué dulces son a mi paladar tus palabras!
Son más dulces que la miel.
salmo 119:103
En un mundo corrompido, sus palabras son nuestro amparo y fortaleza.
Glorificando a Dios en todo tiempo y animando a otros, dulces palabras es para dar aliento, mostrando la verdadera convicción de los hijos de Dios, creyendo que Él volverá.
¡Aprendamos a vivir dependiendo de Él!
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